Su lengua no es de este mundo. A veces, parece un lobo ("si Dios pretendiera interferir en la degeneración del género humano, ¿no lo habría hecho ya?"). Otras, un profeta ("las tripas de la bestia que sueña con el hombre y así ha venido haciéndolo desde hace más de cien mil años").
Los adjetivos de McCarthy, cosidos y transformados, no adjetivizan. Son cárnicos, huelen a sebo y a tránsito: "Al día siguiente cruzaron a pie el malpaís, conduciendo los caballos por un lago de lava agrietada y de un negro rojizo como un lecho de sangre seca, enfilando aquel infierno de vidrio ambarino como los restos de una legión mortuoria". En ocasiones, son un canto de exterminio: "Los muertos yacían con los cráneos como pólipos húmedos y azulados o como melones luminiscentes al fresco de una meseta lunar".
De moda
Aunque no siempre fue así –hasta hace unos años era un escritor de minorías–, ahora está de moda. Los hermanos Coen llevaron al cine, con bastante torpeza, su novela No es país para viejos, donde Javier Bardem mantiene durante 120 minutos una imperturbable cara de acelga para interpretar al sociópata Anthon Chigur. Ahora llega The Road, la película basada en su último libro, La carretera, que ganó el Pulitzer en 2007. La dirige el australiano John Hillcoat, la interpretan Viggo Mortensen y Charlize Theron y clausura el Festival de Sitges.
Filmada en escenarios de pesadilla (el terreno afectado por una erupción volcánica, bosques incendiados, zonas de Nueva Orleáns donde todavía es notable la brutalidad del huracán Katrina, una autopista abandonada...), la película narra el viaje epifánico hacia el mar de un padre y su hijo tras un desastre apocalíptico que deja a los EE UU en manos de "sectas sanguinarias". El director no tuvo mucho trabajo con la historia: la novela, despojada de todo artificio, es pura descripción.
Nacido en 1933, McCarthy ha vivido como debe hacerlo un escritor, con rotunda coherencia hacia su obra. En la extrema pobreza se negó a dar una conferencia universitaria a cambio de mil dólares. Se excusó así: "Todo lo que puedo decir está en mis libros".
Errante y casi eremita, oculto para los media, nada interesado en la literatura de la puerilidad en boga –sexo, relaciones personales y egolatría–, autor de Meridiano de sangre (1985), la más moral de las parábolas sobre la ferocidad, en La carretera, desde un mundo preso en la negrura, se atreve a proponer la luz de la paternidad y el milagro del hijo como vía de expiación. "Cuando no tengas nada más", dice el protagonista, "inventa ceremonias e infúndeles vida".
John Hillcoat, director de The Road
"McCarthy escribe sobre el cerebro de reptil de los seres humanos"
Jaume Esteve
¿Conocía de antes la obra de Cormac McCarthy?
Sí. Meridiano de sangre ya había sido una gran influencia para mí cuando hice The Proposition [2005].
¿Se implicó el escritor en el rodaje?
Me ayudó a quitarme cualquier responsabilidad. Me dijo que la novela es un medio distinto y funciona de una manera totalmente diferente a una película.¿Tuvo miedo de no dar la talla en la adaptación?
Al leer el libro pensé: ¿cómo cojones puedo hacer esto?, ¿cómo traduzco esta poesía? Pero lo conseguimos gracias a la labor de Javier Aguirresarobe en la fotografía; Nick Cave, en la banda sonora; la dirección artística, el vestuario...
¿Cual fue la reacción de McCarthy cuando le proyectó la cinta?
Cuando le enseñamos la película, antes del montaje definitivo, vino sin saber realmente qué se iba a encontrar. La vio y desapareció durante quince minutos.
¿Qué pensó usted?
En ese momento me sentí fatal. Cuando volvió dijo que le había encantado, pero que había tenido que ir al lavabo [risas]. Dijo que era muy precisa. No echaba de menos casi nada del libro excepto un diálogo entre el padre y el hijo, que luego incluimos en el metraje.
¿No es demasiado triste el mundo de McCarthy?
En Meridiano de sangre, McCarthy habla del cerebro de reptil que tenemos los seres humanos. The Road acentúa esa visión, pero añade que sólo bajo una verdadera presión podemos ver lo mejor de la gente, cómo puede dar auténticos saltos de fe y hacer cosas inimaginables, que es lo que nos separa de otras especies que están muy cercanas a nosotros.
BIO. John Hillcoat nació en Queenslad (Australia) en 1961 y se bregó haciendo vídeoclips (Depeche Mode, Nick Cave, Muse...).
No pases de...
(tres citas obligadas para poner los sentidos a tono)
UNA PELÍCULA
UN DISCO
UN LIBRO
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